Me gusta el teatro que amenaza al teatro, que propone nuevos órdenes en las relaciones humanas y que exige escucha e inteligencia del que mira. Más que los textos me importan los proyectos de escritura, los materiales. Pienso el teatro desde ese origen misterioso en la escucha y en el canto. La escritura poética y política que pido a la escena ha de ser un acto físico, performativo. La escritura de hoy ha de crear situaciones que evidencien la verdad sobre la lengua y los discursos, por eso no importan tanto las historias ni las construcciones, si no cuánta verdad somos capaces de albergar, cuánto estamos dispuestos a exponernos Me importa saber quién habla, desde qué lugar y en qué situación dice lo que dice. Salvar vidas y verdades con urgencia, sobre todas las cosas.
Pablo Fidalgo Lareo (Vigo, 1984). Ha escrito el libro La educación física (Pre-textos, 2010), elegido por El Cultural como uno de los cinco mejores libros de poesía publicados en 2010 en España. En 2012 gana el Premio Injuve de poesía por el libro La retirada. Sus textos han sido recogidos en varias antologías y traducidos al portugués, al francés, al polaco, al inglés y al persa. Desde 2004 forma parte de la compañía La Tristura, que ha sido escogida por la Revista Ubu-Escenas de Europa, como una de las compañías jóvenes más relevantes del mundo. Actualmente vive y trabaja en Lisboa, y colabora con los artistas Claudia Dias y Miguel Bonneville.
Teatrografía
2006 / La velocidad del padre, la velocidad de la madre; estreno: 2006, Resad, Madrid; publicado: Pliegos de Teatro y Danza (2007).
2007 / Años 90, Nacimos para ser estrellas; estreno: 2008, Canto de la cabra, Madrid; publicado: Pliegos de Teatro y Danza (2008); premio Injuve Propuestas escénicas 2008.
2007 / Semmelweis; no estreno; publicado: Stycomithya- revista de teatro de la Universidad de Valencia.
2009 / La democracia; estreno: 2009, La casa encendida, Madrid; inédita en libro.
2009 / Actos de juventud; estreno: 2010, Sala Cuarta Pared-Festival Escena Contemporánea, Madrid; publicado: Pliegos de Teatro y Danza (2010).
2010 / Materia prima; estreno: 2011, La casa encendida, Madrid; inédita en libro; nominada a los Premios Max de teatro 2012.
2012 / El sur de Europa. Días de amor difíciles; estreno: 2013 Sala Cuarta Pared-Festival Escena Contemporánea, Madrid; inédita en libro.
Todos los textos, excepto La democracia y Semmelweis, han sido revisados por el autor con la compañía La tristura.
– O estado salvaxe. Espanha 1939 –
Vengo de un país sin memoria, y por tanto, sin historia. La tarea de quien escribe hoy en España es deshacer la ficción de la historia que nos han contado. Una generación de gente progresista fue asesinada o condenada al exilio en el año 39. Acabada la dictadura, no solo no se reparó la herida, si no que la transición se encargó de hacer olvidar. La represión fue brutal, y dura hasta hoy. Intento rehacer y reescribir la historia de los perdedores y de las víctimas de la transición partiendo de mi historia familiar, y analizar las consecuencias de ese silencio y ese miedo. Lucho para que este lugar que siento tan propio, el sur de Europa (el origen de Europa), no desaparezca en medio de esta tercera guerra mundial.
– Fragmentos del texto: O estado salvaxe. Espanha 1939 –
Mother,
My first night with you lasted nine months.
Our second night together is the rest of my life.
Li Young Lee
Después de la desaparición de las madres el trauma del segundo nacimiento.
Y lo que yo vi es más de lo que se puede soportar.
Heiner muller
Mi nombre es Mercedes Fernández Vázquez.
En el año 1954 me casé con Manuel Lareo Costas.
En nuestros apellidos está bien resumida nuestra historia.
Los apellidos comunes y los apellidos excepcionales.
Yo nací en el año 1928, tengo 85 años.
Mi marido nació en 1921, tiene 92 años.
En los últimos tres años mi marido ha estado a punto de morir ocho veces.
Entre todos lo hemos salvado.
Mi oficio y el de mis hijos es proteger esa vida frágil y sin memoria.
Leo el periódico cada día.
Hace cuatro días un hombre mató a su mujer enferma en un pueblo de Galicia.
Ambos tenían cerca de 80 años, y ella llevaba tiempo enferma.
Según su familia era la mujer mejor cuidada de la tierra.
Lo acusaban de ser un maltratador.
¿Tanto han cambiado las cosas que se puede confundir un acto de amor
con un acto de violencia con tanta facilidad?
Hasta los ocho años mi lengua fue el gallego.
Cuando llegué a Vigo, en el año 36, huyendo de la guerra,
Mi hermano solo decía quero velo mar. Nunca habíamos visto el mar.
Me obligaron a olvidar el gallego y aprender el castellano.
Era buena estudiante, pero no pude hacer una carrera. Era la mejor estudiante.
En Vigo nos conocíamos todos. Habíamos ganado la guerra.
Conocí a mi marido en una fiesta del mar en que todos nos vestíamos de marineros.
Le guardé ausencias mientras él hacía la carrera en Madrid.
Guardar ausencias es una frase que no se usa ya, significa que esperé a que volviera.
Entre el año 55 y el año 65 tuve diez hijos.
En esa época me dolía no haber podido estudiar. Podría haber llegado lejos.
Mi marido también tenía su propio rencor.
El origen de nuestro amor quizá fue el rencor y la rabia hacia el mundo.
No lo digo para justificarme. En el rencor, en la rabia y en la ira se unen las personas.
Ya tengo edad suficiente para poder decir estas cosas.
No pasa nada por amarse desde la rabia si sabemos de dónde viene.
Y usamos esa rabia para modificar el presente. Yo no lo conseguí.
Dentro de la casa mandaba el rencor,
el desprecio ancestral de mi marido por esa época estúpida.
Mandaban sus apellidos frente a los míos
Y yo nunca pude olvidar que él me salvó de mis orígenes.
Me dio otra categoría en el mundo.
Mi marido se evadía. Nunca quiso hablar de la muerte.
Ni siquiera ahora, a los 92 años, nombra la muerte.
Amarse durante más de 70 años sin nombrar la muerte,
Sin hablar ni una vez de ella ¿es algo raro, verdad? (…)
Mis hijos están muy unidos, pero se pelean mucho.
A veces pienso que cuando yo muera todo quedará roto.
Pienso que acabarán todos separados.
Intento hacerme idea de que esta familia morirá con nosotros.
Y mi nieto me dice que no, que no me preocupe,
Que los papeles están bien asignados en esta familia,
Que cada uno se ha aprendido bien su texto y su acción,
Que formamos parte de una obra perfecta,
Que el conflicto es nuestra forma de querernos y de unirnos más.
Me pregunto si mis hijos fueron hijos de un amor verdadero, real,
O si fueron hijos de la necesidad.
Podríamos haber vivido una vida más verdadera,
Menos dirigida, menos condicionada.
Simulábamos no haber sufrido la dictadura
Porque nos mantuvimos siempre en silencio
Pero ahora que han pasado los años me doy cuenta
De que quizá a nosotros nos hizo más daño que a nadie
Porque nosotros, lo digo con humildad, siempre hemos ido más allá (…)
Y al final doy la cara sola, pido perdón sin que nadie me lo pida a mí.
Porque siempre pagamos los mismos.
Los que éramos pobres en el 39 lo somos ahora.
Por mucho que hayamos crecido el 39 nos persigue.
Y aunque este acto me honre no conseguirá modificar
La forma que tenemos de tratarnos en nuestra casa.
Esta obra no es útil porque no tiene consecuencias reales en nuestro día a día.
Y a veces pienso que nada es tan grave.
De mis cinco hijos ninguno ha muerto ni se ha destruido.
En cambio, ninguno de ellos ha tenido una vida plena.
Pero estamos hablando de nosotros, de nuestros errores de base.
Mi marido confió demasiado en su capacidad y se destruyó
Y ahí nació la decepción y el rencor.
A mis hijos les ocurrió lo mismo.
El saber no está en la universidad, el saber está en la adaptación al medio,
En vivir como un animal, en amar tu país y tu tierra.
Solo yo soy consciente de mi límite,
Solo yo que no fui a la universidad, que no me creí del todo ningún relato,
Conseguí no vivir decepcionada.
Mi nieto tampoco fue a la universidad
Quizá sea eso lo que nos une a él y a mí, quizá por eso seamos más libres (…)
Hace tres años me descubrieron una mancha en el ojo.
Una especie de cáncer, aunque totalmente controlado.
Recé para que la enfermedad no se extendiera.
Me dijeron que quizá tendrían que quitarme el ojo.
Dije que si tenían que quitarme el ojo, que lo hicieran.
Una actriz sin un ojo, podría estar bien, ¿verdad?
Me gustaría poder despedirme de mis hijos.
Pedirles perdón por haber tenido una vida tan larga.
Darles las gracias por saber esperar su momento.
Cuando los padres mueren por fin existimos, por fin amamos,
por fin somos excepcionales. Y todo vuelve a empezar.
Nos ha tocado la suerte o la desgracia
de nacer en una familia donde se muere muy tarde.
El estado salvaje de un hijo
no se puede medir con su madre al lado (…)