Paco Zarzoso

Paco Zarzoso

 

Mi pasión por la dramaturgia me ha animado a escribir tragicomedias, comedias tristes, piezas post-dramáticas, cabarets metafísicos, teatro para marionetas y libretos operísticos, entre otros. En cuanto a los temas, me interesan aquellos que afectan a las personas desde siempre y la manera en la que estos se encarnan en nuestra época, con una especial atención a la fragilidad humana, que está presente en todas mis obras. Creo que el teatro tiene un poder curador en los espectadores, ya que el buen teatro no es otro que aquél capaz de transformar el dolor en humor, belleza, misterio, conciencia y aproximación luminosa al otro.

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(Port de Sagunt, 1966)
Dramaturgo, actor y director. Durante los años de vida de la Companyia Hungaresa de Teatre, ha sido el administrador, y comparte las funciones de director artístico junto con Lola López y Lluïsa Cunillé, las otras fundadoras de la compañía. Lleva más de 20 obras estrenadas como autor y ha dirigido alrededor de unos quince espectáculos. Entre sus piezas teatrales, destacan Hilvanando cielos (2013), El alma se serena (amb Lluïsa Cunillé, 2010), L’última paraula (2009), El mal de Holanda (2008), Tiempo luego existo (2007), Ciudadano Sade (2007), Arbusht (2006), Solo ante el delirio (2005), Exilio (2004), El páramo donde fue herido de muerte Jorge Manrique (2003), El hipnotizador (2002), Húngaros (con Lluïsa Cunillé, 2002), Ultramarinos (1999), Cocodrilo (1998), Valencia (1997), Umbral (1996) o Viajeras (con Lluïsa Cunillé, 1996). También ha recibido varios premios, entre los que destacan el Marqués de Bradomín 1996 y el Enrique Llovet 1997 por Umbral, el Max Aub 1998 de los Teatros de la Generalitat por L’altre (traducción al valenciano de Umbral), el Premio de la Crítica de València 1998 por Cocodrilo, el Premio SGAE de teatro 1998 por Mirador y el Premio Ciutat de Barcelona 1999 al mejor espectáculo y el Premio Serra d’Or al mejor espectáculo por Ultramarins. Realiza también habitualmente cursos de dramaturgia y de escritura teatral.

Hilvanando cielos
La acción de Hilvanando cielos acontece una calurosa noche de verano en el descuidado jardín de la casa de campo de un viejo actor que trabajó toda su vida en la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Después del anuncio de una amenaza irreversible contra el futuro de la humanidad, se retiran a esta aislada casa el viejo actor, su hijo -actor a su vez de una exitosa serie de televisión-, la mujer de éste -una arquitecta que está preparando los planos de un edificio que nunca se construirá- y Cordelia -la misteriosa hija adolescente de ambos-. La familia pierde durante esa noche a sus perros de la manera más traumática, y recibe además la visita de una inquietante vecina que desvelará un hecho que afectará y desestabilizará definitivamente a toda la familia.

Querencia
Una gran diva del teatro y un reconocido crítico teatral se baten en un duelo de titanes, un duelo de virtuosismo dialéctico lleno de sorpresas. El espectáculo retrata la torpeza emocional de una pareja que se reencuentra después de haberse separado. Un texto mordaz, de un humor ácido e inteligente, lleno de dobles sentidos e intenciones, en el que la pareja no ha superado la ruptura: la diva no ha olvidado la destructiva crítica que le hizo su marido de una obra, Medea, y él, abatido, abandona el universo teatral por el de la tauromaquia.
Querencia: Acción de querer o querer bien. Inclinación o tendencia del hombre y de ciertos animales a volver al sitio en el que se han criado o tienen costumbre de acudir. Este mismo sitio. Tendencia natural o de un ser animado a hacer algo. Tendencia o inclinación del toro a preferir un determinado lugar de la plaza en el que fijarse. (Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua)

El mal de Holanda
La grafiosis o mal de Holanda es una enfermedad que padecen los olmos de todo el mundo. Apareció por primera vez en Europa en los Países Bajos (Bélgica y Holanda) en 1922, transmitida por los chinos llegados al viejo continente para trabajar en la construcción del ferrocarril al transportar maletas hechas con madera infectada por el hongo. Los olmos, según los expertos, están condenados a morir y no tener un futuro como árboles; sin embargo, quizás puedan sobrevivir como arbustos. Toda la acción de El mal de Holanda se desarrolla en la recepción de un concesionario de coches de la marca Ford en nuestra época. Beatriz, una bióloga que estudia la grafiosis o “el mal de Holanda”, acude acompañada de su hermano, un quimérico abogado en paro, al concesionario donde compró su coche por una avería gravísima. La esperanza de Beatriz es que Ángel, el vendedor del concesionario y a la vez poeta local, cumpla la promesa que le hizo en la cima más alta de la comarca: que si el coche tenía una avería antes de recorrer 40.000 km., la distancia del perímetro de la tierra, Beatriz no tendría que hacerse cargo del coste de la avería. Los personajes que se encuentran en este concesionario se convertirán en portavoces de un apocalipsis.

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