Foto Esteve Soler 900-002

Contra el progreso (2008), Contra el amor (2009) y Contra la democracia (2010) es una trilogía-espejo que refleja las monstruosidades y las siniestras contradicciones de los tiempos que vivimos. En ellas Soler presenta su visión sobre el hombre y el mundo contemporáneo en pequeñas píldoras góticas, siete caramelos por obra rellenos de ácido sulfúrico. Un mundo lóbrego primo lejano del Gran Guiñol y los episodios de The Twilight Zone; pero también heredero de la palabra de Ionesco o Beckett, el método de Brossa y Calders, la imaginería de Buñuel o la mala leche de Boadella. Y al mismo tiempo, la voz de este joven dramaturgo es tremendamente personal y sincera, y eso la hace irresistible. (Del prólogo a la edición impresa de la trilogía, por Jordi Duran.)

Para más información sobre este autor, consultar la pàgina web Catalandrama (www.catalandrama.cat)

2015/2016 – Fabulamundi involved Estev Soler in activities in Târgu Mureș and in Milan.

En 2010 la Institució de les Lletres Catalanes y el Institut Ramon Llull consideraron Esteve Soler uno de los autores catalanes de mayor difusión internacional. Sus obras se han traducido a 17 idiomas y se han representado en países como Alemania, Estados Unidos, Inglaterra, Suiza, Grecia, Rumanía, Brasil o México, entre muchos otros. Su trayectoria literaria se resume con la trilogía de la Indignación (2007) –Contra el Progreso, Contra el Amor y Contra la Democracia– y la trilogía de la Revolución (2017) –Contra la Libertad, Contra la Igualdad y Contra la Fraternidad.
Licenciado en Artes Escénicas por el Institut del Teatre y la Universitat de Barcelona, ejerce de profesor de dramaturgia en la Universitat de Lleida y la Sala Beckett, centro de creación con el que lleva implicado desde hace más de una década. También ha trabajado como dramaturgo para compañías tan internacionales como La Fura dels Baus, Pere Faura o Insectotròpics.
Como cineasta, sus trabajos han participado en las secciones oficiales de certámenes del prestigio de Clermont-Ferrand, BFI London, Málaga, Sitges y el New York’s Rooftop Films, entre muchos otros.

Contra el progreso
Contra el progreso son siete pequeñas obras. Siete momentos tan extraños como próximos. Siete visiones surrealistas y contundentes sobre el progreso que no avanza, el progreso que nos menosprecia, el mismo progreso de siempre.
Obra disponible en alemán, catalán, croata, danés, español, francés, griego, inglés, italiano, rumano y checo.
Obra con muchos personajes que puede ser interpretada por 2 actores y 1 actriz.

Contra la libertad
Contra la libertad son siete pequeñas obras. Siete momentos tan extraños como próximos. Siete visiones surrealistas y contundentes sobre la libertad que nos retiene, la libertad que esclaviza sin darnos cuenta, la única libertad que promueve el poder.
Obra disponible en catalán, español, griego e inglés.
Obra con muchos personajes que puede ser interpretada por 2 actores y 1 actriz.

Contra el progreso
Synopsis: Contra el progreso (7 obritas surrealistas) son siete pequeñas obras. Siete momentos tan extraños como próximos. Siete visiones surrealistas y contundentes sobre el progreso que no avanza, el progreso que nos menosprecia, el mismo progreso de siempre

Número de intérpretes: 3.
Número de personajes: 18

Fragmentos del texto Contra el progreso –
Escena 5 –

Una maestra lee un cuento a su clase, un grupo de niños y niñas que siguen la lectura con su libro desde sus respectivas mesas y sillas, ordenadas en filas.

Maestra: «Había una vez una niña pequeña con el pelo rubio y los ojos azules que vivía sola con su madre en un pueblecito en el bosque. Cada día, antes de ir a trabajar, la madre abrigaba a su hija con una caperuza roja. De esta manera, todo el pueblo conocía a la niña con el nombre de Caperucita Roja.»

El niño de la última fila, Enrique, levanta la cabeza y toma la palabra.

Enrique: Señorita, me he perdido.

Maestra: Ahora empiezo el segundo parágrafo. «Fue un día alegre y soleado cuando la madre de Caperucita Roja le hizo a su hija un encargo muy especial. Como ella tenía demasiado trabajo y no podía ir, le pidió a la niña que llevara un gran tarro de miel y unas galletitas a su abuela enferma, que vivía al otro lado del bosque. Pero antes de que se marchara le advirtió de que en el bosque había un lobo muy peligroso y que si se lo encontraba debía salir corriendo.»

Enrique se queja de nuevo.

Enrique: Señorita, me he perdido de nuevo.

Maestra: Si te pierdes, no es necesario que leas, escúchame y ya es suficiente. «Cuando emprendió su camino, Caperucita vio la sombra de un niño que la seguía, pero como no era el lobo, no le hizo caso y siguió cantando y saltando mientras se acercaba a casa de su abuela, a quien añoraba mucho porque hacía muchos días que no la había visto.»

La iluminación ha hecho desaparecer la última fila de mesas y sillas y, con ellas, a Enrique.

Maestra: «Pero, justo cuando quedaban pocos metros para llegar, Caperucita escuchó como el lobo, que estaba famélico, aullaba sin parar. Caperucita se escondió tras un árbol, temiendo que el lobo hubiera olido las galletitas.»

Una de las alumnas, sentada inmediatamente delante de Enrique, interrumpe nuevamente el relato.

Niña: Señorita, creo que Enrique se ha perdido.

Maestra le responde sin alzar los ojos del libro.

Maestra: Ya le he dicho, Marga, que escuche como todos. No me interrumpáis, por favor. «En aquel momento, el lobo se acercó a Caperucita sigilosamente, pero en el último momento descubrió a un niño que estaba perdido en el bosque. Su nombre era Enrique.»

Maestra levanta la cabeza del libro, sorprendida, y busca a Enrique en la clase.

Maestra: ¿Dónde está Enrique?

Nadie en la clase responde. Sigue leyendo el cuento, con interés.

Maestra: «Enrique era un niño tímido que no se sentía querido ni por sus padres, ni por su profesora, ni por nadie en el mundo. Era el típico niño que nadie echaría en falta si un lobo negro se lo zampara después de masticar un rato sus tiernas carnes.»

Maestra cierra el libro y mira la portada. Después busca por toda la clase a Enrique. Asustada, da la espalda a sus alumnos y sigue leyendo el relato, en voz baja.

Maestra: «Lentamente, paso tras paso, el lobo se iba acercando a Enrique, que estaba acorralado contra un árbol. El pobre niño lloraba aterrorizado, ya que sabía a la perfección cuál sería su destino: los dientes afilados del asesino salvaje que se estaba acercando. El lobo le dijo a Enrique que gritara y que pidiera ayuda al leñador del bosque, porque eso todavía excitaba más sus ansias homicidas.»

La iluminación hace desaparecer progresivamente al resto de los alumnos.

Maestra: «Mientras, Caperucita fue a pedir ayuda a su abuela, pero descubrió que llevaba meses muerta por la enfermedad en el suelo de su casita y que nadie se había dado cuenta. El lobo no se resistió más y empezó a devorar a mordiscos a Enrique, que veía como el bosque se teñía de color rojo, mientras suplicaba socorro al leñador.»

La luz que ilumina a Maestra se vuelve roja.

Maestra: «Tristemente, el leñador del bosque acababa de ser despedido y estaba en su casa, apenado, sin saber qué hacer, pegando a su hijo.»

Maestra descubre que está sola.

Maestra: «Entonces, Caperucita sintió un extraño interés por la carnicería que estaba cometiendo el lobo, se subió a un árbol y, mientras se comía las galletitas y el gran tarro de miel, se quedó a ver como el asesino hacía crujir los huesos de Enrique con su enorme mandíbula.»

Se oyen los rugidos de varios lobos.

Maestra: ¿Hay alguien ahí?

Oscuro.

Maestra empieza a gritar, mientras los lobos la devoran en la oscuridad.